viernes, 8 de junio de 2012

Capítulo 2: Evenings In London



*Aún en el avión, en el aeropuerto de Stunsted, Londres*

Valeria y yo nos levantamos de los asientos, cogimos nuestro equipaje de mano y salimos del avión. Nos vino a recoger un minibús para llevarnos a recoger nuestras maletas. Era prácticamente imposible no perderse en ese aeropuerto ¡Era gigante! Por fin, después de un rato, llegamos a la cinta que llevaba nuestras maletas, siguiendo todos los carteles que ponían ‘Bagagge Reclaim’. Hacía unos segundos descubrimos, que significaba Recuperar equipaje, gracias al dibujo de las maletas en el cartel y a que toda la gente que iba en nuestro avión se dirigía a esa zona. Incluidos aquellos chicos que habíamos ‘conocido’ haría una media hora, que por cierto no sé ni cómo se llamaban. ¿Sería Alex el nombre del chico que nos dio su número como yo había soñado?  ¡Meca! ¡Su número!
-Valeria, ¿El número del chico del avión?-pregunté- ¿Lo tienes?
Valeria se puso a rebuscar entre los bolsillos de su chaqueta. Nerviosa, al ver que no estaba el papel, miró también en los de los vaqueros.
-Sí, está aquí-dijo sacando el trozo de papel.
Cogí mi BlackBerry y marqué su número.
-¿Pero tía, que haces?-preguntó Valeria algo confusa.
-¿Quieres vivir una aventura con cinco españoles o no?-contesté yo.
-Nuestros padres nos van a matar, pero vale-accedió Valeria con una sonrisa dibujada en su cara.
Le di al botón de llamar y acerqué el altavoz a la oreja. A los tres ‘pi’ una voz de chico contestó.
-¿Si?
-Hola-dije nerviosa-soy una de las chicas del avión, ¿No decías algo de vivir una aventura?
-O sea que aceptáis ¿no?
-Sí, por cierto ¿Cómo te llamas?
-Quedamos en el ‘All Day Breakfast’ que está aquí cerca y hablamos ahora que vas a gastar mucho saldo, id yendo para allí que nosotros estamos llegando-contestó el chico, sin respuesta a mi pregunta.
El chico colgó el móvil.
Valeria y yo cogimos las maletas y mi guitarra, ya sacadas de la cinta, y nos pusimos en busca de un restaurante llamado ‘All Day Breakfast’. El nombre del restaurante me parecía un poco tonto; se desayuna una vez al día, no todo el día. Continuamos nuestro camino en busca del restaurante de nombre ridículo. Valeria levantó la cabeza y se quedó mirando algo con la boca abierta.
-Sara,-dijo dándome palmadas en el brazo- ¡Que hay hasta un Claire’s en el aeropuerto! ¡Acabamos de llegar y ya me está gustando esto! ¡Me encanta Inglaterra!
Nos acercamos al Claire’s, allí compramos collares y pulseras y buscamos con la mirada el restaurante de nombre ridículo. Un chico, con una gorra puesta hizo un gesto con la mano cuando posamos la mirada en él. Me dio por mirar por encima de su cabeza y entonces lo vi: Un letrero de fondo rojo y letras mayúsculas blancas ponía: ‘All Day Breakfast’.
-¡Son ellos!-exclamé cogiendo a Valeria de un brazo y señalando a los chicos
-Vamos-dijo ella caminando rápido hacia ellos.
La seguí y llegamos hacia donde estaban ellos. Tenían un montón de comida en unas mesas que habían juntado y dos sillas vacías a su lado.
-Pensamos que tendríais hambre-dijo el chico con el que había hablado hace unos minutos por teléfono, tenía la misma voz.
-Que majo-dije sonriéndole.
-Sentaos, no seáis tímidas-dijo otro de los chicos mirándonos.
Valeria y yo tomamos asiento.
-¿Cómo os llamáis?-preguntó un chico rubio de pelo largo con una gorra de los ‘Yankees’.
-Yo soy Sara-dije sonriendo, notando como todos me miraban.
-Y yo Valeria-dijo sonriendo con la misma sensación de atención que yo-¿Y vosotros?-preguntó mirándoles.
-Yo soy Alex-dijo el chico con el que hablé por teléfono.
“¿Casualidad, o soy adivina?-pensé ¿Se hará mi sueño realidad? No, no creo.”
-Yo Zack-dijo el chico de la gorra.
-Yo Nicolás-dijo un chico de pelo corto rubio mirándonos sonriendo.
Ole, acerté dos de cinco, ¿De verdad lo soñé, o escuché los nombres? Nunca lo sabré…”
-Yo me llamo Jacob, como el de ‘Crepúsculo’-dijo riendo un chico musculoso moreno y de pelo negro corto-pero llamadme Jake.
Valeria y yo sonreímos a la vez, no sé si con una sonrisa demasiado amplia para ser la primera vez que hablábamos con él.
-Y yo Roberto-dijo un chico con el pelo castaño claro y una mirada color miel que dejaba sin aliento-Robert para los amigos.
-Pues encantadas-dije sonriendo.
-¿No queréis comer nada?-preguntó Alex amablemente.
-Tenéis nachos, y unos bocadillos de jamón serrano, con tomate y mozzarella que están…-dijo Nico dándole un gran bocado a uno de los bocadillos-…sin palabras.
-Voy a por unas Coca-Colas, ¿Queréis otra cosa chicas?-dijo Jake mirándonos a Valeria y a mí.
-Coca-Cola-contestamos a la vez.
-Yo quiero un Kas-interrumpió Robert,
-Tú, tomas Coca-Cola-contestó Jake.
-Vale-contestó el chico lanzándole una mirada asesina y graciosa a la vez a Jacob.
-¿Veis? Se odian, como Edward y Jacob-dijo Zack riéndose.
Todos rompimos a reír, incluidos ‘Edward’ y Jacob. Jake fue al mostrador y pidió una botella fría de dos litros de Coca-Cola. Al rato llegó a la mesa con siete vasos de  plástico.
El chico se sentó y sirvió los vasos de Coca-Cola.
Cogí un nacho, lo unté de queso y me lo comí. Valeria cogió un bocadillo y yo hice lo mismo cuando acabé mi nacho. El bocadillo estaba riquísimo, la mozzarella se derretía por el calor del pan y le daba mejor sabor aún a las rodajas de tomate. Según Alex era un ‘Parma Cheese’ o algo así que había leído cuando los compró. Comí unos cuantos nachos más y bebí un trago de mi Coca-Cola. Se estaba haciendo tarde, pronto serían las seis.
-¿No se está haciendo un poco tarde?-preguntó Valeria.
-Sí,-deberíamos ir a la residencia-contestó Nico-¿En cuál estáis?
Valeria sacó un papel de su mochila y se lo entregó a Nico, éste sonrió.
-Vale, estamos en la misma residencia y en la misma clase.-contestó el chico sonriendo.
-Ahora sólo nos queda, encontrar una manera de llegar a la residencia, antes de que anochezca-dijo Alex.
-Pues, creo que aquí también hay autobuses-dije mirándoles-¿Y si cogemos uno?
-Buena idea-dijo Robert.
-¿No es mejor coger 2 taxis que así solo tenemos que dar la dirección y no nos perdemos?-dijo Valeria.
-Sí,-dijo Jake-me gusta tu idea.
-Ahora, a conseguir el número del taxi-dijo Zack.
-¡Tengo una idea! Vamos a parar un taxi a lo americano-dijo Alex.
-Estás loco-dijo Nico.
 Los chicos nos ayudaron con nuestras maletas…bastantes, y juntos salimos fuera del aeropuerto, allí había unos autobuses, y unos taxis pasando de un lado al otro. Alex silbó y levanto una mano, y no sé cómo ni de qué manera un taxi apareció a nuestro lado. Repitió lo mismo y vino otro. Nos metimos en dos taxis y dimos la dirección al taxista. Tras pasar por encima del Támesis; por el Tower Bridge y ver monumentos históricos como el London Eye o el Big Ben. Atravesamos una calle que llevaba a dar al palacio de Buckingham, donde vivía la reina de Inglaterra. Seguimos recorriendo en taxi algunas de las muchas calles frías de Londres, en 20 minutos estábamos en la residencia. Era un edificio blanco con hiedra en la fachada. Entramos al edificio, tenía muebles y puertas antiguos y réplicas de cuadros famosos, como ‘El Caballero de la mano en pecho’La Gioconda’ y algunos más que conocía de los que no recuerdo el título. Los muebles de madera, dejaban ver polvo acumulado en ellos durante años y la alfombra de moqueta roja que llevaba a la recepción tenía manchas, probablemente de polvo también. Posamos las maletas y mi guitarra en unas escaleras de caracol, también cubiertas de moqueta roja y nos dirigimos a la recepción donde una señora rubia de unos cincuenta años estaba dispuesta a atendernos. A primera impresión era un edificio que escondía secretos, y escondería aun más tras nuestra llegada a él.  



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